Meditación acerca del alma del mundo;
un prolongado sueño que empezó
antes de que el mundo fuese conocido;
fabulosos reyes e imperios de tierras nunca vistas
no eran sino rumores de un distante viento;
las nubes, como doradas mansiones
se apilaban en lo alto, reflejadas en el vítreo océano
llevaban una promesa sellada en el anhelante corazón
de un joven ceñido por un anillo celestial de infinito
de estrellas y de noches...
Nunca estuve aquí en carne y hueso
tal como lo estoy ahora, y sin embargo cada sueño
es conocido por mí en los acantilados barridos por el viento
y playas de mareas, hierbas de mar esparcidas
mucho tiempo antes de que el mundo que conocemos fuera formado.
No son detalles lo que recuerdo
sino la vastedad de la ignota costa
con tales sueños levamos las velas
y conquistamos imperios de oro
y matamos los fabulosos reyes
dividiendo sus tierras, mientras hacíamos esclavos
de su destituída y abyecta progenie.
"¡La Nueva Albión es nuestra!",
proferimos de un extremo a otro de la Tierra
sin saber
que habíamos asesinado
mil sueños
empobreciendo el corazón
por siempre y otro tanto
mientras los bancos y los despachos contables
arrasaban con las tradiciones robadas.
Cúan silente ahora
el mundo de lo sueños,
cúan viejas las naves pretéritas,
los tullidos marginados son empujados más allá del muelle
en donde jóvenes tatuados ejercen ahora el trueque del otro
por menos del salario de un esclavo.
"No hay sueños ahora", proclama el lema pintado
no sueños sino la larga lista de crímenes de la humanidad
y una máquina llamada tiempo que pulveriza el alma
de vuelta a su arcilla original...
II
¡Oh alma del mundo! Te llamo
desde el baluarte del Castillo,
¿puedes todavía decifrar el sueño del mundo
de tus innumerables resquicios tallados en piedra
confinados por carne y hueso a la rueda
de la máquina del tiempo?
En la noche sin Luna sé que existe
un sendero llamado Camelot
sólo visto por el Ojo del Sueño.
Quien conoce el camino a este sendero
conoce el camino a través de lo nunca visto...
El viento acopia, y las olas rompen
interminablemente en los rocosos acantilados
las gaviotas lloran su luto
por el silencio del sueño
pero yo, el joven exiliado de rimas océanicas,
he encontrado el talismán de otro tiempo
sustraído a los fabulosos reyes ahora asesinados
por ambición e ignominia.
Un talismán cuyas desgastadas líneas revelan
una luz más pura alumbrando el sueño del mundo.
Oh Mártires del Amanecer que clamaron
desde el largo asedio de la noche,
ahora veo el Sol,
su luz más verdadera cancelará la deuda
que el alma del mundo ha acumulado por destruir
su prolongado sueño de inocencia...
¿Otro sueño, dices?
Otro mundo por venir sin ser visto
pero sólo después de que este mundo se haya apartado
de la fantasmal máquina esclavizadora de la mente.
¡Oh vientos del azar y vientos del cambio
les pido ahora que soplen
a través del alma del mundo
otro prolongado sueño
Camelot, o quizás la Torre de Merlín
desenrrollen el sinuoso sudario de la muerte
y permitan que la lejana costa
sea vista de nuevo!
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